En un mundo distópico por no decir apocalíptico era de esperarse que en cualquier momento la humanidad iba a hacer su mayor hallazgo de la vida. Lo que no se esperaban es que fuese el inicio del fin.
Encontrarse con una especie desconocida pero tan anhelada por muchos como algo nuevo nunca visto; si pensado como vida más allá de la humanidad, hallazgo que se convertiría en la excusa de premios nobels ante la solución de las enfermedades con las nuevas especies que se suponen no tenían porqué despertar en algún momento.
Todo empezó como un sueño y al final, éramos los peones de una especie que no solo quería quedarse con la tierra, también aniquilar cualquier especie territorial que amenazara su existencia.
Era de suponer que la humanidad en cualquier momento iba a llegar a su fin, pues si los dioses del caos, pesadilla, lujuria, muerte y destrucción existieran como aquellos jinetes del apocalipsis, ni siquiera ellos mismos eran necesarios para la aniquilación de una especie que por sí sola halló la forma de autodestruirse.
Despierto en lo que parece un canal de desagüe subterráneo, el olor era nauseabundo, pero era lo menos por lo que había que preocuparse pues éramos cientos de millones de personas allí atrapadas buscando sobrevivir ante una guerra perdida que se estaba llevando a cabo en la superficie. La esperanza de salir con vida se resumía a una sola opción, correr y seguir corriendo hasta encontrar la luz al final del túnel.
En ello el ruido catastrófico de los gritos ahogados en sangre y dolor de las personas se hizo presente en el lugar, dando la señal que era momento de correr. El peor momento en el peor lugar y con las personas incorrectas, pues a mi lado, toda mi familia estaba allí conmigo, no sabía si sentirme agradecido o desafortunado en la posibilidad de tener que verlos morir a cada uno.
No había que pensarlo dos veces, era tiempo de correr en dicho túnel que fue convirtiéndose en una prueba de supervivencia cuyo razonamiento era ilógico para mi, pues como los demás solo quería correr y seguir con vida, no ser probado como una rata de laboratorio o peor aún ser el caballo del disfrute de otras personas o especie conocida alejada de nuestra humanidad.
En el camino había sangre, cuerpos mutilados, todo aquello que no querías ver pero ya pensabas que iba a suceder pues era la costumbre de aquellos cuentos de terror cuando lo desconocido se hace presente y el miedo se convierte en una realidad de la cual ya no se puede escapar.
Siendo un túnel de desagüe era de esperarse que en el trayecto debíamos nadar, y era una preocupación para mi mente pues parte de mi familia no sabía hacerlo. Sin embargo, un número limitado de botes en forma de animales avistados dentro de la historia humana, se convirtieron en la solución para que toda mi familia siguiese sobreviviendo. Solo había un problema, cada bote debía ser abordado por una sola persona, eso se convirtió en nuestra desventaja pues he tenido que nadar en aguas turbias para que uno de mis conocidos recién nacido poco antes de la primera alarma de la guerra, pudiera salvarse de ahogarse.
Mientras yo estaba sujetado como un Jack en aquella puerta flotante esperando que su amada le diera un espacio para salvarse, pero sin poder hacerlo porque era parte de un libreto. Lo mismo aquí era parte de unas reglas que mi lógica seguía sin entender.
En el camino muchas luces de ojos de gato como las de la carreteras empezaron a marcar lo que sería el mejor trayecto a tomar y mi mente solo pensaba en lo rápido que quería salir de ese lugar, sin embargo, todo se convirtió en una carrera de supervivencia donde las personas en su desesperación querían ocupar los botes así sea a costa de la vida de quien lo ocupa.
No era el mejor momento para dar a conocer lo que sería el primer humano con el poder de controlar la materia misma y sus elementos. Entre estudios, avances y descubrimientos, no solo se llegó a avistar seres de otro mundo, también la posibilidad de usar el 100% de nuestra mente, cuerpo y todo aquello que nos rodea.
Yo lo había logrado, pero era una carta que debía usar con mucha cautela pues no quería ser un pedazo de carne para experimentar y buscar razonamientos y orígenes de lo sobrenatural.
Me conecte con los átomos del agua y viento para acelerar nuestro camino un poco sin que los demás se dieran cuenta, concentrándome solamente en mi familia pues era un poder que tampoco podía controlar del todo. Muchas veces tuve que salir del camino dibujado por aquellas luces para salvar a la bebé quien no podía sujetarse y caía al agua cuando el camino se inclinaba. Fueron varios minutos de agonía pero también de esperanza al alejarnos de aquellos mutila cuerpos; los he llamado de esta forma porque nunca dieron la oportunidad de saber más sobre lo que eran más allá de ver cómo de forma asquerosa usaban nuestros cuerpos para tal vez reírse, disfrutar y alimentarse.
Al final podía verse unas luces, algo que nos hizo pensar que una de las frases más mencionadas por la humanidad se hacía realidad e iba a ser el fin de nuestra pesadilla. Sin embargo, lo que se dejaba ver era un camino convertido en tobogán que finalizaban en una gran platabanda metálica con un enorme agujero lleno de escaleras en su interior.
Luego de recorrer el tobogán en forma de espiral, bajamos del bote para luego formar una fila de la cual yo me he salido para ver qué estaba sucediendo. Había una persona alta y morena al borde de aquel túnel dándonos la bienvenida y nombrando a varias personas al azar para que siguieran el camino, en ello entendí que no todos íbamos a sobrevivir y por muy egoísta que fuese esperaba que mi nombre fuese pronunciado, pues no quería morir en ese lugar, al menos no devorado.
Al cabo de pocos segundos de formarme en la fila veo a varios lanzarse al hoyo sin ser previamente nombrados con la esperanza de quedar vivos, entre ellos mi padre quien tal vez creyó escuchar su nombre, pues estaba algo sordo por la vejez algo que espero aquella persona que me miraba a los ojos sin parpadear y sin dejar de pronunciar nombres entendiera y lo dejase pasar con alguna advertencia.
Pasaron pocos minutos para que aquel hombre cerrara el libro que reposaba en sus manos para que el agujero cerrará también sus compuertas, con ello mi cuerpo empezó a sentir entumecimiento y a temblar pues era la señal de que no iba a acompañar a mi familia en el camino y que posiblemente no iba a sobrevivir.
"Lastimosamente ustedes no tienen conocimiento alguno o posibilidad de sobrevivir y con ello preservar su especie"... - ¿Su especie? - le pregunto con algo de curiosidad pues se supone que esta persona es también humana, a quien le recuerdo todo lo que tuve que hacer para que otros pudieran sobrevivir y quienes fueron nombrados por su gran bocota. Esto tenía que ser un chiste o una broma y no era un enfrentamiento de egos, era que algo se tramaba con todo eso.
Esa cosa solo sonrió ante mi pregunta, tomó la espada que tenía en su espalda y sin mediar palabra alguna atravesó su rostro con la hoja afilada de la misma dejando al descubierto que se trataba de un robot y no de una persona. Un robot diseñado por la propia humanidad que se supone tenía la misión de seleccionar a los mejores candidatos para preservar lo que quedaba de la misma especie primitiva.
-Abran las escotillas... Este es vuestro fin gracias por jugar con nosotros- dice el robot de una forma en que disfrutaba realmente hacerlo como si tuviese sentimiento para saber lo que era salirse con la suya.
No iba a ser mi fin, no podía quedarme de brazos cruzados ante la posibilidad de que mi familia estuviese en peligro, sin embargo, a pesar de que contaba con el 100% de mi ser, mente y cuerpo, esta batalla con los mutila cuerpos parecía no iba a tener fin. Entre explosiones, partes de su cuerpo mutilados por mi espada, sangre y viscosidad desconocida en mi rostro, cuerpo y funda de la espada, parecía no tener fin más que solo resignarme a la idea de que el destino era morir y sucumbir ante el disfrute de lo que se supone era una máquina de salvación.
¿Qué iba a pasar con mi familia? pensé, y a la vez me di la respuesta "no lo sé", lo único que sé es que todo esto iba a tener un fin ~~inesperado~~ , pues al entregar mi cuerpo para ser devorado luego de cientos de días de batalla sin descanso, desperté entre sábanas blancas, con el cuerpo vibrando en un lugar totalmente desconocido, me sentí algo vacío, pues algo realmente me estaba faltando y no sabía si era el café en aquella taza que una mano extendida me estaba ofreciendo en aquel balcón o si mi saciedad mortal necesitaba una mano amiga.
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