English Version
Very close to the sea, very near the Port of Havana, in a large space of light and completely surrounded by the elegance of colonial architecture, is the Plaza de San Francisco de Asís. It is named after the convent that stands on one of its sides, founded by the Franciscan religious order.
As I approached, I noticed that the convent was being repaired, both inside and outside. A group of workers were working on one of the sides surrounded by scaffolding, ropes and masonry tools.
The large bells of the convent, sacred symbols of spirituality, were covered to avoid damaging them. The same applies to the well-known sculpture of the Chevalier de Paris, which was completely wrapped in nylon as a protective measure. This Havana character about whom many stories are told, some real and some fictitious, has become an icon of the Plaza both for Cubans who know its history and for those who visit it for the first time. It is almost a ritual to have one's photograph taken next to his image as an endearing souvenir of a visit to this great esplanade.
The Plaza de San Francisco is open to the sea, which offers a wide and luminous perspective. It is surrounded on all four sides by beautifully designed buildings, each with an architecture that never ceases to inspire admiration. All around are arranged in such a way as to highlight the centre, the large, fully paved square.
As was customary in the centuries of colonialism, the houses in this square were the homes of important people of the time. Today they have been restored and converted into hotels, hostels, restaurants and cafés with outdoor tables, evoking the old European squares that, like this one, invite contemplation, rest and the enjoyment of a tasty coffee.
Other elements stand out in the Plaza, such as its white marble fountain decorated with lions' heads, the unique building of La Lonja del Comercio, the statue in honour of the Franciscan missionary Fray Junípero Serra in front of the convent, and the bronze sculpture of the prodigious musician Frédéric Chopin.
The latter was a gift from the Polish government to Cuba as a token of the cultural friendship that unites the two countries. It depicts the musical genius seated on a bench in a corner of the square, with an absent air to all that is happening around him. With his eyes lowered, he seems to be pensive, perhaps creating in his mind some melancholy melody for his next concert, or simply lowering his gaze, a little shyly, before the charm of the beautiful Creole flower girls strolling around. Perhaps, if you sit next to him, he will hum in your ear some of his most passionate harmonies.
Some of the traditions that are part of the city's heritage are still maintained in the square, and various cultural activities are held there. It is even one of the ideal places for young fifteen-year-olds to have their pictures taken, surrounded by this classic atmosphere, among fluttering pigeons and cobblestones.
This is a beautiful space that I always like to come back to. I hope you enjoyed the tour.
Cheers, and see you next time!
Versión en Español
Muy próxima al mar, muy cerca del Puerto Habanero, en un gran espacio de luz y rodeada completamente por la elegancia de la arquitectura colonial, se encuentra la Plaza de San Francisco de Asís. Lleva ese nombre por el convento que se alza en uno de sus costados fundado por la orden religiosa de los franciscanos. Al irme acercando pude notar que precisamente en el convento se estaban realizando labores de reparación, tanto en el interior como en el exterior. Un grupo de obreros trabajaba en uno de los laterales rodeados de andamios, sogas y herramientas de albañilería. Las grandes campanas del convento, símbolos sagrados de espiritualidad, estaban cubiertas para evitar dañarlas. Lo mismo que la tan conocida escultura del Caballero de París, envuelta completamente en nylon como medida de protección. Este personaje habanero sobre el que se cuentan muchas historias, algunas reales y otras ficticia, se ha convertido en un ícono de la Plaza tanto para los cubanos que conocen su historia como para quienes la visitan por primera vez. Es casi un ritual tomarse una fotografía junto a su imagen como recuerdo entrañable de la visita a esta gran explanada. La Plaza de San Francisco está abierta al mar, lo que ofrece a la vista una perspectiva amplia y luminosa. Está rodeada en sus cuatro costados por edificaciones de hermoso diseño, cada una con una arquitectura que no deja de provocar admiración. Todas alrededor estan dispuestas de manera que se realza el centro, la gran plaza completamente adoquinada. Como era costumbre en los siglos del colonialismo, las casas que se encuentran en esta plaza fueron las viviendas de personas importantes de su época. Hoy han sido restauradas y convertidas en hoteles, hostales, restaurantes y cafeterías con mesas al aire libre, evocando las antiguas plazas europeas que al igual que ésta, invitan a la contemplación, al descanso y al disfrute de un sabroso café. Otros elementos destacan en la Plaza, como su fuente de mármol blanco decorada con cabezas de leones, la singular edificación de La Lonja del Comercio, la estatua en honor al misionero franciscano Fray Junípero Serra frente al convento, y la escultura en bronce del prodigioso músico Frédéric Chopin. Esta última fue un presente del gobierno de Polonia a Cuba como muestra de la amistad cultural que une a ambos países. Representa al genio musical sentado en un banco en una esquina de la plaza, con un aire ausente ante todo lo que sucede a su alrededor. Con la vista baja parece estar pensativo, quizá creando en su mente alguna melancólica melodía para su próximo concierto, o simplemente bajando la mirada, un poco tímido, ante el encanto de las hermosas floristas criollas que se pasean por los alrededores. Quizá, si te sientas a su lado, te tararee al oído alguna de sus más apasionadas armonías. En la plaza aún se mantienen algunas tradiciones que son patrimonio de la ciudad y se realizan diversas actividades culturales. Incluso es uno de los espacios ideales para que las quinceañeras se tomen sus fotos, rodeadas de este ambiente clásico, entre palomas que revolotean y adoquines. Este es espacio muy bello al que siempre me gusta volver. Espero que les haya gustado el recorrido. Un saludo, ¡y hasta la próxima!
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