¡Feliz domingo, querida comunidad! Les comparto mi entrenamiento de fondo de hoy. Corrí 20 kilómetros en uno de mis circuitos favoritos de tierra llamado San Mateo (Mérida).
El circuito está bordeado por el río Chama y es un trazado de un kilómetro de ida (semi subida) y otro de vuelta (semi bajada). Debo confesarles que hoy la humedad y el sol estaban fuertes. Sin embargo, entrenar en un lugar así es clave para adaptarme al calor y la temperatura de San Cristóbal, donde correré la Media Maratón de San Sebastián.

Comencé el primer kilómetro a un ritmo tranquilo para calentar, y luego mantuve mi ritmo de fondo (entre 5'40'' y 5'50''). Dividí el entrenamiento en cuatro bloques de 5 km. Esto me ayuda a concentrarme. En el minuto 45 tomé un gel; esta vez lo asimilé muy bien y me encantó su sabor a café.


En el kilómetro 13 sentí un poco de fatiga. Sin duda, el sol y la humedad me estaban afectando. Me mantuve hidratada con mi bebida isotónica casera. La preparo con agua, limón, miel, sal marina y bicarbonato de sodio. ¡Y listo!

En el kilómetro 15, la Madre Tierra fue muy generosa: el sol bajó y me sentí otra vez a gusto. Así terminé mi entrenamiento de 20 km con buenas sensaciones.
Correr largas distancias es un poderoso recordatorio de que podemos hacer cosas increíbles. Por eso, los fondos largos son mis favoritos. Los aprovecho para fortalecer mi mente y encontrar calma cuando me siento abrumada por las preocupaciones. También me ayudan a conectar con el momento presente y a visualizar la carrera que con tanto amor y entusiasmo estoy preparando.
Por último, les comparto una frase de inspiración para sus próximos entrenamientos: “Haz de tu carrera tu propio escenario personal, ¡cada paso es una actuación que vale la pena celebrar!” — Anónimo