Versión en Español
Los cuentos de la obra **Todo tiene su final** de Raúl Cazal me descolocaron, porque mezcla el realismo con el vanguardismo, proyectando escenas surrealistas, una especie de literatura fantástica que bordea lo absurdo. No tenía el honor de conocer la pluma de este autor hasta el día que este libro llegó a mis manos y me sorprendí por su propuesta estética. Con una prosa bien construida se apropia del lenguaje de los barrios marginales y suburbios de Caracas para insertarlo en sus relatos, de esta forma logra transportarnos a un mundo que sugiere imágenes complejas, inclusive carentes de sentido, pero que de igual manera trascienden. El lector debe desprenderse de su noción de lógica para dar cabida a una narrativa que apuesta por la innovación, enfocada quizás en la corriente vanguardista impuesta por la poesía de César Vallejo. En esta obra, cuyo título hace referencia a una canción popularizada por Héctor Lavoe, justamente inserta fragmentos de temas musicales en la mayoría de los relatos, asi que requiere de un lector que sepa relacionar el contexto, los referentes y lo que se plantea en las narraciones. Cada cuento es una estructura cerrada, posee un inicio, un desarrollo y un desenlace, pero Cazal utiliza la estrategia de repetir nombres de personajes, sus características, escenarios y atmósfera, para propiciar una intertextualidad, que resulta ilusoria porque el lector, al creer erróneamente que un relato está conectado con otro, terminará con más preguntas que respuestas y muy lejos del significado de cada cuento.  Para sostener mi criterio, seleccioné tres cuentos, el primero se titula **Sonido bestial**, y precisamente en su historia presenta referencias al tema y al disco de Richie Ray y Bobby Cruz de 1971. Acá encontramos a un narrador protagonista (Derlis) que perdió la memoria. La estrategia funciona para desdoblarse y narrar un mismo hecho como si fueran dos personajes. Estas líneas están llenas de misterio, confusión, deseo y un mundo onírico que se presenta como real. En su primera parte, lo disparatado tiene cabida, apuesta a su vez por un lector cómplice que sea capaz de proyectar en su mente las imágenes que las palabras le llevan a concebir. El foco narrativo también pasa de primera a segunda persona, provocando dudas, en parte para generar la sensación de caos presente en las pesadillas y en individuos con doble personalidad.  En cambio en **No hay quien te aguante** se presenta un relato que empieza por el final, una estructura cíclica interesante que nos sumerge en la historia de un hombre que quiere ser cantante, pero ante la imposibilidad de convertir sus sueños en realidad -carece de talento- empieza a desvariar y pone en práctica algunas ideas descabelladas para "asesinar su voz". Este relato, desde la ironía y el humor negro, reflexiona sobre la fragilidad humana y lo incongruente que se puede llegar a ser con tal de forzar situaciones. Aunque se apega al surrealismo para presentar propuestas un tanto incoherentes, el mensaje es que cada quien nace con talentos y limitaciones, y no se pueden revertir las carencias solamente con deseos.  El último cuento **La muerte hay que tomársela con soda** nos dibuja a dos adolescentes carentes de personalidad que buscan sentido a sus vidas. Al igual que con las otras historias, el autor nos va presentando muestras de subcultura urbana asentadas en Caracas y en este relato, donde el discurso está saturado de metáforas y figuras retóricas, los jóvenes desean escapar de su asfixiante cotidianidad, evadiéndose de la realidad. El foco narrativo está en primera persona y se percibe como un sujeto melancólico, depresivo y con severos trastornos emocionales, prácticamente es descrito como un chico perteneciente a la cultura Emo, pero acá el autor lo exagera hasta bordear la parodia. El cuento tiene unas líneas para reflexionar que me parecieron cautivadoras: "Un hombre que piensa que quiere hacer algo y no tiene las mínimas esperanzas para que se le realice su anhelo, definitivamente está muerto". El mensaje es contundente para los jóvenes que queman sus mejores años pensando en un futuro, viviendo el presente sin un propósito, como si no valoraran sus existencias.  Raúl Cazal fue un gran reto, pero puedo decir que me gustó esta propuesta diferente que me llevó a explorar nuevos universos, donde lo absurdo y lo fantástico se alzan como banderas para originar historias.**Todo tiene su final** es una obra que tiene un encanto extravagante y necesita a un lector que esté dispuesto a vivirla, pero sobre todo, a disfrutar este viaje.
✓Photos from my personal gallery, edited with Fotocollage.
✓Text translated with DeepL.
📚📚📚📚📚📚📚📚📚📚📚
✓Fotos de mi galería personal, editadas con Fotocollage.
✓Texto traducido con DeepL.
Posted Using INLEO