Dubai

Recuerdo la primera vez que probé el alfajor Dubai de Havanna. Siempre he sido un fiel seguidor del clásico de chocolate, el de toda la vida, ese que te hace recordar a la infancia. Por eso, cuando entré en la tienda y vi esa caja especial, color dorado brillante, me sentí intrigado, pero a la vez, un poco escéptico. ¿Podría algo ser mejor que la receta de siempre?  La vendedora, con una sonrisa, me lo ofreció. Me dijo que era una edición limitada, creada para celebrar algo de los Emiratos Árabes. Acepté, más por curiosidad que por convicción. Cuando llegué a casa, me preparé un café y me senté en el sofá, listo para mi ritual de la tarde. Saqué el alfajor de la caja. El envoltorio era elegante, de un color dorado mate con verde y con letras finas. Lo abrí con cuidado, como si fuera a romper algo valioso. Le di un primer mordisco. La capa exterior era de un chocolate exquisito. Luego, la sorpresa: un sabor inesperado, algo que no había probado en un alfajor. Era el sabor del pistacho. No un sabor artificial, sino uno muy auténtico, con un toque salado que contrastaba con lo dulce del dulce de leche. Era como si un postre árabe se hubiera mezclado con la tradición argentina. El dulce de leche del medio era el de siempre, el que todos conocemos y amamos. Pero la combinación con el pistacho era algo completamente nuevo para mí. Era un sabor sofisticado, diferente, que me hizo pensar en desiertos lejanos, especias y cosas exóticas. Al principio, mi paladar estaba confundido, no sabía si me gustaba o no. Pero, con cada mordisco, me fui enamorando de esa mezcla. Era un alfajor que te hacía pensar, que te invitaba a saborearlo despacio, a descifrar cada uno de sus ingredientes. Cuando terminé, sentí una satisfacción distinta. No era la comodidad de lo conocido, sino la emoción de haber descubierto algo nuevo. Desde ese día, el alfajor de chocolate de toda la vida sigue siendo mi favorito, el que me trae recuerdos. Pero cada vez que veo un alfajor Dubai, me entra una curiosidad que no puedo ignorar. Y es que me demostró que a veces, lo mejor puede ser lo inesperado.

**Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.**