¡Qué maravilla de atardecer! Victoria, a sus 14 años, seguía en casa, y el mapa de Findmykids me lo confirmaba: "en casa - 2 h 5 min". Habían pasado dos horas desde que llegó, justo a las 18:30, como marcaba la aplicación.

Me acerqué a la ventana, pensando en el icono de "silencio" que había visto en la app. Vicky ya no era una niña pequeña, pero a veces su mundo digital se tragaba el real. Pensé en la opción "Bocina fuerte"; una tentación para anunciarle la cena, pero hoy no. Prefería el método antiguo.
Guardé el móvil. La aplicación me había dado la paz de saberla segura, pero la conexión real estaba a solo unos pasos. En el chat, le había dejado un mensaje: "Me ha encantado la clase de gimnasia de hoy. ¿Te apetece un chocolate caliente?".
Sabía que ese mensaje, y no una notificación forzada, sería la clave.
Dejé el pasillo oscuro y llamé a su puerta con un par de toques suaves. "Vicky, ¿puedo pasar?". El "9%" de batería del mapa me recordó que pronto el rastreo sería inútil. La vida real siempre es más poderosa que cualquier app.
**Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.**
**Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.**

