Las tardes en el barrio tenían un sabor especial, y no era solo por el sol que se filtraba entre los árboles. El culpable de esa alegría era don Pedro Gil, un heladero con bigote cano y una risa que sonaba como cascabeles.

Su heladería, "Gredo", era pequeña y estaba pintada de un azul tan intenso como el cielo de verano. Pero la magia no estaba en las paredes, sino en el congelador.
Don Pedro no hacía helados normales. Sus paletas eran obras de arte, pero no de esas serias. Cada una era una cara, y no una cara cualquiera, sino una cara loca y alegre.
Había paletas de fresa con ojos de chispas de chocolate que guiñaban, paletas de mango con una sonrisa enorme de coco rallado, y hasta de pistacho con un mechón de cabello de almendras.
Los niños se paraban frente al mostrador, fascinados, debatiendo qué cara se llevarían ese día. No era una simple elección de sabor; era decidir qué emoción se comerían.
La "cara de tonto" de plátano era la más popular, y la de "sorpresa" de limón, con su boca abierta de gomita, era perfecta para los días de calor intenso.
Una vez, llegó un niño nuevo al barrio, se llamaba Lucas. Tenía la cara larga y los hombros caídos. Mientras los otros niños se reían y mostraban sus paletas, él se quedó en silencio, mirando el suelo. Don Pedro lo vio, le sonrió y, sin decir una palabra, le entregó una paleta de chocolate.
Era una cara sonriente, pero con un detalle diferente: tenía una cicatriz de caramelo que le cruzaba un ojo, como un pirata.
Lucas la tomó con cuidado. Al darle el primer mordisco, la cicatriz se le desdibujó en la boca, y algo se le desdibujó también en el alma. Levantó la vista y, por primera vez, le regaló una pequeña sonrisa a don Pedro. No necesitaba palabras para entender el mensaje: la alegría se puede encontrar incluso con las imperfecciones.
Desde ese día, Lucas fue un cliente habitual. No siempre compraba la paleta de pirata, pero siempre salía de Gredo con una sonrisa, sabiendo que don Pedro no solo vendía helados, sino también un poco de felicidad en un palo, con ojos de chispas y sonrisas de coco.
**Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.**
**Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.**