@franvenezuela

<div class="text-justify"> Finalmente estaba allí. Pisaba las losas centenarias del Archivo General de Indias en Sevilla, no como un simple turista, sino como un peregrino cumplie…

<div class="text-justify"> En un pueblo olvidado por los mapas, donde los relojes marcaban horas que nadie entendía, vivía Don Eufemio, un hombre cuya sonrisa no era de alegría. S…

<p style="text-align: justify" dir="justify">«Ay, mijo» esas cosas ni se dicen. Una respuesta que en el Caserío se repetía mucho cuando alguien preguntaba porque hay que guardarse …

<div class="text-justify"> El llano guardaba un silencio tan profundo que parecía que la tierra misma contenía el aliento. Solo el lejano canto de las chicharras rompía esa quiet…

<div class="text-justify"> «Solo bésame», exclamó Efigenia, mientras su piel se erizaba y gemía incontrolablemente, un sonido que no era humano, sino un eco de la llanura misma. E…

<div class="text-justify"> El llano venezolano exhala aliento de bestia cuando la noche devora al sol. Bajo la ceiba centenaria, cuyas raíces se hunden en la tierra sedienta como …

<div class="text-justify"> En el pueblo polvoriento de Villa Chisme, donde las gallinas debatían sobre política y los perros ladraban en verso, vivía Sir Eugenio, el autoproclama…

<div class="text-justify"> El Gran Salón de la Galería Nebulosa olía a opulencia rancia: sudor de coleccionista ansioso, champán agrio y el incienso de palo santo que Madame Ophél…

<div class="text-justify"> El político se subió al escenario y agarró el atril, tambaleándose como un borracho sin pared de agarre. Su traje, un rompecabezas de colores y ombinaci…

<div class="text-justify"> La primera vez que regresó la basura, Samuel pensó que era el viento. La segunda, una broma de algún vecino ocioso. Para la séptima, dejó de contar. Sim…

<div class="text-justify"> El hombre se sentó en el borde de la cama, con la camisa blanca entre las manos y las lágrimas asomándose en sus ojos. Sus dedos, ásperos y torpes, encu…

<div class="text-justify"> El sol era un candil de aceite derramado en el cielo. El hombre caminaba dejando huellas que el viento borraba antes de que sus botas dejaran de arder. …

<div class="text-justify"> Desde niña, las tormentas la habían perseguido. No eran un mal recuerdo, sino una presencia viva, un animal que respiraba a su espalda, siguiéndola por …

<br> Saludos, amigos de #Literatos, amantes de la ciencia ficción y exploradores de lo desconocido. Nos complace anunciar el concurso literario titulado "Llegaron los marcianos"…

<div class="text-justify"> Bienvenido, colono, a la Guía Definitiva para Sobrevivir en Marte, un compendio de rituales que generaciones han perfeccionado para fingir que este polv…

<div class="text-justify"> El amanecer del 24 de junio de 1821 despuntaba sobre la sabana de Carabobo, con un cielo teñido de sangre y oro. Yo, José Antonio Páez, cabalgaba al fre…

<div class="text-justify"> «Un policía no deja el uniforme. El uniforme lo deja a él». Eso le habían dicho el día que juró como oficial, con la mano temblando sobre la bandera y e…

<div class="text-justify"> El lienzo esperaba, manchado y ajado, sobre el caballete de roble. Había conocido otros trazos antes: el carboncillo tímido de un aprendiz, el óleo furi…

<div class="text-justify"> La niebla se aferraba al Canal de la Mancha como un velo, ocultando las cuatro galeras que partieron de Blavet el 26 de julio de 1595. El viento mordía …

<div class="text-justify"> El sol se derramaba sobre el país, una luz turbia que se filtraba por las persianas rotas, tiñendo de ámbar los adoquines. En la plaza frente a la sede …